Esta mañana, de camino a casa mientras conducía, he escuchado una de esas canciones de amor que tanto me gustan, me he puesto un poco melancólica y he recordado una historia real, que viví durante meses y que me dejó tocado el alma y el corazón, como a muchas otras compañeras (me consta ). Es la historia de Miguel y Ana (nombres ficticios ).Eran una entrañable pareja. Se conocieron tarde y se casaron rozando la madurez, llevaban juntos queriéndose durante 30 años, sin separarse ni un sólo momento. No habían podido tener hijos, por lo que sus vidas se centraban en cuidarse mutuamente.Un día Ana cayó enferma. Ingresó en la UCI con diagnóstico de una grave enfermedad degenerativa y se le puso tratamiento inmediato para intentar frenar el proceso y mejorarla. La enfermedad le paralizó su cuerpo y todos sus músculos y fué necesario conectarla a un ventilador para que pudiera seguir respirando. No podía moverse, hablar, comer... necesitando ayuda absolutamente para todo y por supuesto, cuidados especiales que hacían imposible que Ana saliera a una habitación de planta y estuviera junto a su marido.El tratamiento no fué bien y su estancia se prolongó durante meses. Miguel obtuvo un permiso especial, dadas las circunstancias, para poder pasar y colaborar en los cuidados de Ana de la manera que fuera posible.El necesitaba sentirse "útil" y ella necesitaba sentirle a él, con sus dulces caricias y mimos constantes, sus palabras de ánimo y su incansable aliento...El personal que estábamos con ellos compartiendo su lucha y sus ganas de seguir adelante, de vivir, pasamos por las mismas etapas de esperanza y desesperación. Cuando algo se cronifica tanto en el tiempo la ilusión la hace desaparecer la aplastante realidad y en algún momento dejas de ser optimista.Tras casi un año de pugna Ana decidió tirar la toalla. Miguel entonces aprovechó unos días de ligera mejoría y estabilidad para preparar su salida a una habitación fuera de la UVI. Si todo iba bien incluso podría salir del hospital, a la residencia en donde ellos vivían desde hace tiempo. Todo esto siempre contando con que necesitaría aparataje y personal especial durante unos días, semanas quizás... algo que Miguel sin dudarlo estaba dispuesto a pagar. Los ahorros se su vida se irían en ello, pero a él no le importaba. Cuando parecía todo factible, una tarde se agravó el estado de Ana. Era una posibilidad más que previsible, pero que ya nadie deseaba. Ana murió esa misma madrugada. La gente del turno de mañana, al conocer la noticia, nos quedamos estupefactos, muchos sin saber qué decir. Todos teníamos una extraña sensación amarga, de tremenda pena, por lo absurdo que ahora parecía aquella eterna lucha, sin recompensa final justa... Pero sobre todo pensábamos en Miguel, el compañero fiel de Ana, que estuvo lleno de amor para ella en cada gesto, en cada mirada y en cada palabra, hasta su último suspiro... Tanto "espacio" dedicado a alguien es imposible llenarlo al principio sin dolor... más sí pasado un tiempo con gratos recuerdos de una vida felíz que sin duda tuvieron. Miguel agradeció profundamente los esfuerzos que el personal íntegro del servicio prestó a su mujer y prometió volver con más calma. Aún no ha hecho y no le culpo. El duelo de las personas es muy variable y las reacciones ante una gran pérdida lo son más. Sé que si no vuelve es porque sencillamente no puede, no lo ha superado. Estancarse en un recuerdo pasado es una forma de morir lentamente, o por lo menos de no vivir en plenitud.

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4 Responses
  1. Anónimo Says:

    El otro Berni
    http://pobladores.lycos.es/channels/naruto/Hyuga_vs_Uchiha/area/5


  2. Berni Says:

    Pues ya ves, no hay nada original en el nombre de mi blog y al otro Berni le gustan cosas muy distintas... Espero que sigas frecuentando éste rincón y continúes animándote con los comentarios, por ahora los únicos, snif snif...


  3. Eva Says:

    Me quedo con la parte más amable de tu entrada: hasta que no vi cómo trataba ese hombre a su mujer, no lo creí (escéptica del amor).
    Animo con el blog que ya tienes a otra Berniadicta.


  4. Berni Says:

    Eva, me alegra mucho que te animes a leer y a escribir comentarios en el blog. Me gusta que compañeras queridas se paseen por aquí y quieran compartir diferentes impresiones sobre experiencias que vivimos en común. Además, cuando no te escribe ni Perry... es algo triste, pero imagino que al comienzo es así.
    Muchas gracias por tu lealtad, guapa.Un beso.