La semana pasada estuve visitando a un compañero del servicio que tuvo que ser intervenido de urgencia por una apendicitis aguda.

El segundo día tras la cirugía y, como es lógico, tenía mucho mejor aspecto que horas después de salir del quirófano.
Se le veía descansado y sin dolor y estaba muy animado, tumbado aún en la cama, con su pijama, con ganas de hablar...

Charlamos unos minutos acerca de la experiencia que él había vivido desde el otro lado de la cama ( vaya, como la peli), o más bien dentro de la cama, siendo paciente, como otro cliente más de la Seguridad Social.

Decía haber tenido una extraña, pero agradable sensación de "como que todo te lo hacen".
Toda tu vida y tu bienestar se pone en manos que no son las tuyas... y la responsabilidad y "la carga" se la llevan otros.

-En ese sentido es un placer - comentaba - no tienes que preocuparte de nada, sólo te tumbas en la camilla y esperas que todo te lo hagan...
Te dejas llevar al quirófano, todos están pendientes de ti...
- ¿Y no tenías miedo... no sé... a la intubación, a la anestesia...? es algo que tú ves y haces a diario... y el saber, muchas veces, es peor...- le dijo otra compañera que también estaba.
- No... no sé... estuve muy tranquilo, pensando en que ahora otros cuidarían de mí, en vez de ser yo el que se ocupe de los demás ...

Esta reflexión me pareció curiosa y muy interesante.
No es miedo o temor a que algo negativo ocurra, no es incertidumbre por si las cosas no van todo lo bien que tendrían que ir... es la pesada carga de la responsabilidad del cuidado de las vidas de otros, lo que a él como profesional, médico especialista en Cuidados Intensivos, le dejó de preocupar en esos momentos... instantes en que su propio bienestar e integridad física , se encontraban en la cuerda floja...

Casi nunca los pacientes reparan en ésto. Muchos de ellos al menos...
Y en los últimos tiempos, con lo denostada que está la profesión médica, y los comentarios que oigo con frecuencia de los pacientes y, sobre todo, de los familiares...
No piensan en el enorme peso que ejerce la vida laboral de éstos profesionales sobre la vida personal, y el tremendo coste emocional que muchas veces conlleva la primera.

Eso no está pagado con nada y, ni que decir tengo, que por supuesto creo que las retribuciones de los facultativos ( y de los sanitarios, en general ) son bastante bajas.
El trabajo, las horas de sueño perdido, de momentos personales sacrificados... todo está muy infravalorado y mal compensado económicamente.

De todas formas ésta ocupación "tan tan humana" que tenemos, que diría un compañero con un tono más que irónico, compartimos, en un alto porcentaje, la suerte o la desgracia de estar atrapados por una enrevesada pasión...

Es como "ni contigo, ni sin ti"...
no puedo vivir...


4 Responses
  1. Juana Says:

    Mi compañero de despacho y yo pensamos que estamos totalmente "enganchados" al hospital, y mira que somos solo técnicos, bueno pues es ...... difícil de explicar ..... yo lo definiría "contigo aunque me tortures" jajajajaja tremendo.
    Somos una panda de adictos.


  2. Berni Says:

    Tú lo has dicho, adictos, y sin remedio... aunque yo me estoy reformando...jajajaja


  3. Anónimo Says:

    Creo que el problema estriba en la percepción el trato que recibimos los pacientes. Si te toca un medico/a y enfermeros/as con un sentido HUMANO de la atención, entonces te dejas llevar, tratar, operar etc.
    Debeis entender que, en vuestro mismo hospital, hay profesionales que "ni te miran a la cara" -literalmente- cuando te atienden.
    Sin embargo, cuando caes con gente que entiende que su profesion es ayudar al bienestar de personas, creo que el paciente se relaja y confia.


  4. Berni Says:

    Entender... lo entiendo perfectamente, porque lo veo a diario.
    No te imaginas la lucha cotidiana que tengo con múltiples profesionales y en muchas cuestiones, para que el paciente se sienta "lo primero"...
    Es, como yo digo, una pugna contra los elementos...
    Por eso la rutina de trabajo se vuelve, a veces, extenuante.
    Un beso, manito.