Eso es lo que está sucediendo ahora mismo en donde me encuentro.
Están lloviendo piedras, miles de piedras pequeñas, como el título del blog de Salva, pero ésta vez son rocas de hielo... y de tamaño no tan pequeño, algunas casi de la misma dimensión que una pelota de ping-pong...

Pedruscos helados procedentes directamente del cielo y de sus algodonados pobladores, esos gigantes níveos que se han transformado, repentinamente, en nubosidades oscuras y tormentosas, que parecen descomponerse en innumerables fragmentos y se precipitan, con inusitada fuerza, hacia la tierra ardiente, ávida de un refrescante respiro...

Decían por aquí que iba a venir la gota fría... Pues espero que no sea así... que la lluvia me pone melancólica...

De momento está lloviendo "la mundial", como dice mi santo, después de haberse roto el cielo, y tras caer en forma de miles de piedras pequeñas...

De cualquier modo, la lluvia no dura una eternidad... y también resulta bella, si aprendemos a interpretar lo que ésta nos cuenta...



Berni.
Martes 25/8/09.