La mayoría de nosotros hemos pasado alguna vez por la experiencia de haber tenido que firmar un Consentimiento informado, ya sea cuando nos hemos sometido a alguna prueba diagnóstica, o a una intervención quirúrgica.

La lectura de dicho documento es un ejercicio de fe, o de no fe, podríamos decir con mayor acierto...
Según vas avanzando en las explicaciones te van entrando unos sudores fríos como de descomposición, ya que las complicaciones potenciales de aquel procedimiento "sencillo" al que te vas a exponer resultan, cuanto menos, acongojantes.
Continúas leyendo mientras comienzas a "arrebuscar" en tu memoria esa oración que tu madre te enseñó de pequeño para encomendarte al Jesusito de mi vida, a los ángeles y todos los santos conocidos, para que cualquiera de las potenciales consecuencias indeseables no te sucedan a ti. Sobre todo las mortales, que ese 0,00...% de posibilidades será ridículo, pero ahí está, y si te toca "la has cagado".

Recuerdo cuando mi padre se hizo una colonoscopia hace algunos años.
Una enfermera le soltó el papelito y le dijo sin más:
- Aquí tiene. Debe firmar ésto antes de hacerle la prueba.
A mi pobre padre los ojos se le pusieron como platos delante de aquel folio. Necesitó ir al baño repentinamente (los sudores fríos a los que me refería), y cuando volvió dijo con determinación que no se hacía la prueba, que prefería quedarse con sus molestias gastrointestinales y no saber a qué se debían.
- Es que aquí pone que puedo desangrarme y morir - me decía con pavor.
Menos mal que después de unas pequeñas aclaraciones pude convencerle para que firmara...

Estoy totalmente de acuerdo con la exposición concisa de la información médica del documento, lo que ocurre es que todos no tenemos la misma capacidad de interpretación y comprensión sobre el asunto.
El consentimiento informado es necesario, pero seguido de una buena atención, personal, objetiva e individualizada, que no siempre se da.
Las cosas claras y el chocolate espeso, que diría mi abuela.
Pero sin trivializar ni exagerar, que tampoco hay que sufrir sin necesidad...




Berni.
Jueves 22/10/09.
7 Responses
  1. capitán garfio Says:

    Cuando entramos en un hospital como pacientes,debemos creer en los médicos,si no,mejor quedarse en casa.....


  2. Berni Says:

    Eso es fundamental, Capitán Garfio.
    Si no fuera así los médicos se irían a la ruina, y los enfermos... bueno, ellos lo tendrían bastante peor...


  3. FJavier Says:

    Te imaginas si tuviéramos que firmar un consentimiento antes de subir a un taxi o a un avión. O algo más elemental, al entrar en un ascensor o al ponernos en manos del peluquero. Recuerdo un antiguo trabajo que ponía de manifiesto que el mayor riesgo en los procesos hospitalarios se encontraba en el desplazamiento del hospital a la casa y viceversa. Tienes razón, nos estamos pasando con tanta medicina defensiva. Es necesario redimensionar la perspectiva social en estos temas. Saludos. Javier.


  4. Berni Says:

    Javier, a mi me parece bien el consentimiento informado siempre y cuando vaya acompañado de una explicación razonable, objetiva e individualizada a cada caso y a cada paciente.
    Lo que no me parece es que vayas a hacerte una colonoscopia y te suelten dos folios de complicaciones gravísimas (perforación, hemorragia importante, muerte...) sin la figura del médico que va a realizarte la prueba.
    Así de primeras dices que se la hagan a Rita la Cantaora, cuando es un procedimiento que puede diagnosticar o descartar una patología grave (tumor de colon, p.ej.).

    En lo que tampoco estoy de acuerdo es en el transfondo real que existe detrás del documento en sí, derivado, como bien dices, de una medicina exageradamente defensiva.


  5. Ana Says:

    La verdad es que sí Berni... a veces te lees un consentimiento informado o un prospecto de un medicamento y parece que si no te ocurre lo que pone es porque has tenido suerte, en fin...


  6. Como voz que clama en el desierto no me canso de repetir que el Consentimiento Informado no es un documento, sino que es un acto médico. Un acto médico que consiste en: 1.- Valorar al paciente para, una vez valorado 2.- Elegir la técnica más adecuada a su estado de salud, 3.- Explicarle al paciente en qué consiste la prueba, técnica o intervención que se le va a realizar, 4.- Responder las dudas que se puedan plantearse y, como colofón: 5 y último Poner en un papel las firmas con la que queda constancia que se realizado todo el proceso y se ha obtenido el Consentimiento Informado del paciente o se ha Reusado. En mi especialidad tiene gran importancia. Sin embargo en los hospitales dónde trabajo sólo le dan esa importancia al consentimiento informado de cirugía. Todo porque las compañías aseguradoras más importantes se niegan a ofrecerle al paciente entre sus servicios la Consulta de Anestesia. Es triste, y vergonsozo, ver a los compañeros darle a firmar el consentimiento informado en la puerta de quirófano. Algunos consienten, otros, entre los que me encuentro, pagamos de nuestro bolsillo una consulta de anestesia para poder ver a los pacientes antes de la intervención.


  7. Berni Says:

    Pues MiAnestesista, me dejas de piedra con eso de que el Consentimiento Informado para una anestesia en una intervención quirúrgica lo tengan que firmar en la puerta del quirófano.
    Con lo fundamental que es para vosotros valorar al enfermo y explicarle todo lo referente a vuestro trabajo, y el paciente entenderlo perfectamente, claro...
    Yo me negaría a ser tratado así...