Ayer por la tarde fui con mi A.F.D.(*) a un espectáculo circense montado en una sala de los multicines que tengo cerca de casa.
Días atrás, varios miembros del circo estuvieron estratégicamente colocados a la salida del colegio repartiendo entradas "a troche y moche" para ver si este chantaje surtía efecto.
Por supuesto las entradas distribuidas no eran gratuitas, sólo servían para un ridículo descuento de las originales...
Como mi hija tiene memoria de elefante, sobre todo para lo que la interesa, buscó los papelitos de no sé donde, me vino con un careto radiante de ilusión y felicidad y me dijo:

- ¡Mamá, esta tarde hay circo! Prometiste que me llevarías...
- Marina, no seas "trolera", te dije que lo pensaría...

La verdad es que no me resistí mucho. Total un Domingo por la tarde no hay nada interesante que hacer, salvo estar tirado en el sofá dormitando bajo el sonido soporífero de las pelis de tercera B que suelen poner en la tele, y esto sólo resulta verdaderamente apasionante para los adultos...
Además su cara de ángel suplicante siempre da buenos resultados, soy débil ante la conjunción de tan irresistibles circunstancias, así pues... para el circo que nos fuimos...

Yo iba con una actitud negativa, no puedo decir que pegaba brincos de alegría. Un poco en plan "a ver que mierda de espectáculo nos ponen", porque el hecho de que la historia se ubicara dentro de una sala de cine de las actuales, que son "mini", no como las de antes, me predisponía a pensar que la cosa iba a ser bastante "guarripei".
Y mal empezó el tema cuando los técnicos de luz hicieron oídos sordos a las peticiones del director, que tuvo que insistir varias veces para que bajaran las luces de la sala y diera comienzo el espectáculo.
Me entraron ganas de soltar "¡Apaguen las luces, coños!", pero me lo guardé para mis adentros, que no me apetecía recibir la patada en el culo tan pronto... Además había que dar una oportunidad a todo aquello, que el esfuerzo personal de los artistas bien lo merece...

Los números iniciales fueron "flojillos":
Unos bailes "cutres-salchicheros" de comediantes mal disfrazados de piratas (el presupuesto era escaso), equilibrismos sencillos, sin mucho mérito ni emoción...
Después la representación fue ganando el calidad, la música acompañaba y las actuaciones comenzaron a ser bastante interesantes.
La sorpresa mayúscula y que terminó de elevar el caché al máximo, compensando con creces las otras deficiencias, fue la aparición inesperada y repentina del crack más crack de entre todos los dibujos animados actuales.
Por supuesto me estoy refiriendo al genial BOB ESPONJA.



En cuanto sonaron los primeros compases de la melodía, el delirio se apoderó de niños y padres de la sala allí presentes, que cantaron la conocida canción "a grito pelao" con un entusiasmo indescriptible.
El muñeco estaba muy logrado, era muy dicharachero y se dejaba llevar por la algarabía del público, tanto que en uno de los bailes casi se despeña por la palestra de no ser porque las dos chicas que lo acompañaban se lo impidieron a tiempo.
Joer, qué punto! Si BOB se llega a esmoñar, hubiera sido un descojone total... (con perdón)...

Mi hija y yo, como somos forofas de Bob Esponja, no dejamos de cantar y disfrutar el resto del espectáculo, ya que pusieron conocidas canciones de antaño, como "La gallina Turuleta"...



"El saludito de Don José"...



y otras, que lograron transportarme momentámeamente a escenas muy felices de mi infancia. Mi A.F.D. flipaba al verme semi enajenada en tal estado de emoción, y disfrutó mucho por ello y por las canciones en sí, que conocía de sobra (los payasos de la tele y sus temas no pasarán de moda nunca).

Las dos salimos bastante contentas después de todo, canturreando, bailando y con unas sonrisas que nos partían la cara.

Mi enana remató:

- ¿Lo ves mamá? Te dije que te lo ibas a pasar muy bien. ¡La próxima vez volvemos!

Creo que no hará falta que emplee sus particulares métodos de chantaje, que sin duda domina a la perfección...
En la siguiente ocasión que nos den los bonos descuento a la salida del cole iré corriendo a decirla:

- ¡El circo ha vuelto! ¿Vamos, Marina, vamos? Porfa, porfa, porfa...


(*)A.F.D.= Apéndice Familiar Dependiente.
:)

Berni.
Lunes 29/3/10.
4 Responses
  1. Anónimo Says:

    Ya me imagino a la Berni con acento frances desgañitandose al grito de guerra de los payasos de la tele 'Como estan ustedeees??' 'Bieeeen!!'
    Yo la ultima vez que fui con las lagat-hijas a ver un espectaculo fue una obra de teatro en el manejaban unas tortugas hechas con cacerolas. Me encanto, me lo pase genial! La falta de presupuesto la suplieron con mucha imaginacion, yo creo que me gusto mas que a ellas...
    Me alegro de que lo pasarais tan bien.


  2. Berni Says:

    Pues sí, me encantaba el circo. De pequeña fui en contadas ocasiones; me llevaban mis tíos, que no tenían hijos y para los que yo era "la niña de sus ojos".
    En estos espectáculos los presupuestos no son lo más importante cuando la ilusión que se ofrece y se transmite es tan grande.
    Ayer casi me quedo afónica de tanto gritar... jajajaja... soy peor que mi hija, mucho peor...


  3. FJavier Says:

    Sin duda, es un ejercicio beneficioso para la salud. O dejamos que salga de vez en cuando el niño que llevamos más o menos dentro o nos terminamos convirtiendo en nuestros propios abuelos. ¡Viva el circo! (No, no me refiero al de la política)
    Saludos.


  4. Berni Says:

    Sin duda que es bueno, Javier, y además necesario, si no toda la rigidez de lo formal y de lo convencional, nos devoraría sin piedad.
    Gracias.