Para mí ha sido una grata sorpresa que tras tantos meses de silencio y de no publicar, os encontraseis aún al otro lado, al pie del cañón, oteando el rincón en busca de mis "pobres" entradas, y queriendo participar. Cierto es que el blog  lo tenía prácticamente abandonado por varias circunstancias que han concurrido. La primera, y fundamental, ha sido la falta de tiempo, y en segundo lugar, la falta de ganas, que se aliaron para conforman un círculo vicioso del que me fue difícil escapar...hasta ahora.
Algunos de vosotros, con blogs activos en este mundo, sabéis de sobra que mantener un espacio de estas características "en condiciones", es decir, que resulte interesante tanto para los lectores como para el propio bloguero, es complejo, máxime cuando el blog ya tiene unos años de vida. Complejo en el sentido de que conciliarlo con la vida personal, y en un equilibrio adecuado, es inasequible, al menos para mí.
Hace unos meses, en un encuentro bloguero al que acudí, uno de los periodistas que cubría dicho evento, me dijo la siguiente frase:
"Un blog es como un hijo, al que hay que cuidar y mimar cada día como se merece". Salvando las distancias entre el mundo real y el 2.0, la analogía podría considerarse  acertada, si nos atenemos al tiempo y los cuidados que son precisos...
Un blog requiere muchas horas delante de la pantalla, de búsqueda constante, en la red o en otros medios, de temas sugerentes sobre los que escribir o que resulte inspirador. Personalmente opino que si no surge una comunicación entre el que escribe y los que leen, no tiene mucho sentido, porque los comentarios son elementos preciosos y enriquecedores  para todos, además de constituir un sistema de retroalimentación básica para el bloguero, que le surte de estímulo  y argumentos para continuar escribiendo.
Pero todo esto que os cuento, es sólo mi percepción personal, insisto, cada cuál le dará a su blog el sentido que desee...
En mi caso, el hecho del abandono progresivo ha sido motivado por, como decía, una falta importante de tiempo. Cuando aprendí que los mundos virtuales son excesivamente absorbentes y amenazan el equilibrio lógico del 1.0, tomé la decisión de brindar mi escasos ratos libres para lo que más quería...
Siempre me ha gustado escribir, "la pena que tengo" es que no lo hago con la fluidez y la calidad suficiente que me gustaría. Además ocurre que cuanto más lo haces, más te gusta, menos miedo tienes, y en ocasiones, mejor lo haces...pero al revés corre lo contrario. La falta de ganas es la consecuencia inmediata de la desidia en la que se cae al no escribir, y de pensar, de manera acertada o errónea, que lo que plasmas no tiene ningún sentido, y es un petardo supino que quizá nunca debió ver la luz...
Pero luego te encuentras con la opinión de aquellos que disfrutan, que se emocionan, que leen y expresan que les gusta lo que leen, aquellos que te animan a seguir con eso que tú crees que es un bodrio, y  resulta no serlo a ojos de los demás...
La necesidad de volver al rincón a contar historias, de disfrutar con la expresión de los sentimientos, de aprender con lo que vosotros me contáis, y de ofreceros lo mismo, ha sido el motivo fundamental de esta vuelta.
Gracias por todo lo que me dais, vuestro cariño y ese apoyo incondicional tan valioso.
Eva y Paloma:
No sabéis lo que me alegra contar con vuestra presencia. Lográis que "me reconecte" con el lugar que nos unió, algo fundamental para mí a la hora de recordar historias y sentimientos,  además de confirmarme que soy lo que soy gracias a ello. Gracias amigas.
F.Javier:
No sé cómo expresarte mi gratitud y mi orgullo por poder contar siempre con tus palabras, remedio energizante en época de desánimo, y sin duda enriquecedoras para todos aquellos que las leemos. Muchas gracias, estimado F.Javier.
Capi:
Qué razón tienes, querido Capi, pero "perdidos" o "a nuestro ritmo", continuaremos navegando por estos mares, o si es necesario, buceando en sus profundidades... :)  Aún formo parte de tu tripulación, aunque enmudezca temporalmente... Graciaaaas...
María de la Cal:
¡Pues aquí estamos de nuevo! Te agradezco la bienvenida y tu sensibilidad. Es muy lógico que nos encontremos en "otro ámbitos"... ;) Gracias por llegar y quedarte...
Camino:
Querida amiga...no puedo decir nada que ya no sepas... que te quiero y aprecio un montón. Tus tres pequeños tienen la inmensa suerte de contar con una mami magnífica, y yo por llevarte para siempre en mi corazón... :)))

"Never found anything else to do but waiting for you..."



¡Un beso grande para todos!

PD: Por supuesto, gracias a todos aquellos que vuelven al Rincón una y otra vez, pero no se atreven o no desean comentar...
Berni
Martes 27/08/2013










Llevaba tiempo pensándolo... Una desazón incomprensible le bullía por las venas cada vez que se encontraba frente a una imagen marina. Su fantasía se disparaba, y el corazón le latía con el vigor de un potrillo desbocado ante la perspectiva de sumergirse en  aguas cálidas y aturquesadas, que es como ella siempre se imaginaba aquel fluido impreso, cuando  su fantasía lo transformaba, sólo en su cabeza, en un abismo marino real...
No llegaba a comprender el porqué de dicha inquietud, aunque encontrar un motivo o buscarle una explicación lógica, no le importaba demasiado. Si algo parecía claro, era la intensidad con que brotaban aquellos sentimientos, con mayor fuerza, ya fuera cada vez que el agua salada bañaba su cuerpo, ante la mera contemplación del mar a escasos metros de la orilla, cuando el sonido del oleaje le acunaba los pensamientos, o la humedad y el salitre conseguían saturar por completo sus fosas nasales. La sequía y la lejanía del mar le provocaban una sensación de tristeza difícil de soportar en su rutina diaria.
Tenías ganas de meterse, de caminar para dentro hasta que el agua la obligara a no tocar el fondo con los pies, de sumergirse por completo y dejarse llevar por la marea. Ganas de zambullirse, nadar hacia la profundidad y respirar sin miedo como lo hacían los peces y el resto de criaturas marinas...

Llevaba tiempo pensándolo, sí, y creyó que "esa" era la ocasión. La decisión fue rápida, casi instantánea, sin calcular las consecuencias, y por tanto, muy arriesgada. Surgió el movimiento en sus piernas, como en un autómata, que la arrastró, casi literalmente, en dirección a la orilla. Sus pies tocaron el agua, y sintió un pequeño escalofrío que le recorrió por completo de abajo arriba, pero continuó caminando hacia dentro, sin temor ni vacilación, hasta que el agua le llegó al cuello y tuvo que ponerse de puntillas. Aún así, prosiguió el avance, con algo de dificultad a esas alturas, hasta el punto de no tocar el fondo. Comenzó a bracear, una y otra vez y se dejó llevar por la marea, que la empujaba  más y más dentro. Se zambulló, nadó hacia la profundidad varios metros y se detuvo un instante. No sabía cuánta agua tenía por encima y lo que le quedaba  hasta tocar el fondo. En realidad se sintió perdida ante la inmensidad azul, pero la calma que percibía era total, y un sentimiento de felicidad absoluta le hizo desear no volver a la superficie. Quería quedarse, flotar para siempre, sondear los oceános y habitar con los moradores de aquel reino, fantásticas criaturas marinas con las que siempre había soñado y con las que aún no se había encontrado...
El aire tomado antes de descender, ya no era suficiente, y habiendo llegado hasta allí, no tenía alternativa...

Continuará...



Berni
Lunes 26/08/2013